Homeopatía Clínica
Revista de formación médica continuada
Mayo-Agosto/2001, Número 3
 
PURA MEDICA MATERIA


El mundo está loco, loco, loco...

Hace unos años, las autoridades sanitarias francesas, a raíz del escándalo surgido en aquel país por la contaminación con el virus del VIH de distintos derivados de sueros, prohibieron cautelarmente el uso de cualquier medicamento de origen humano. Esta prohibición incluía los medicamentos homeopáticos y afectaba a los denominados "nosodes".

Nuestros sabios políticos, en su preocupación por la salud de los ciudadanos de este país (?), no quisieron ser menos y prohibieron a los laboratorios franceses la comercialización de esos mismos productos en España. Eso sí: olvidaron prohibirlo también a los laboratorios de otras nacionalidades, olvidaron comunicarlo a los médicos prescriptores y olvidaron la palabra "cautelar" en la prohibición. Y, claro, cuando nuestros vecinos levantaron la suspensión cautelar, también olvidaron comunicarlo y levantarla con la misma celeridad en nuestro país.

Poco después, nuestros vecinos de la Unidad Europea comenzaron a tener casos de Encefalopatía Espongiforme Bovina (EEB o Enfermedad de las Vacas Locas) y de la Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (Encefalopatía Espogiforme Humana, EEH) con lo que -además de regular el consumo de carne de vaca- prohibieron el uso medicamentoso de cualquier producto de origen bovino. De nuevo nuestros maravillosos políticos, en su preocupación por la salud de todos los españoles (?), hicieron suya la prohibición, incluyendo en ella todas las cepas homeopáticas de origen bovino, por ejemplo Lac defloratum (leche desnatada) y, por supuesto... Lac caninum (leche de... ¡¡perra!!).
Cuando se trataba de legalizar el Medicamento Homeopático, esos mismos diligentes políticos españoles, en su preocupación por la salud de los ciudadanos de este país (?), una de las pegas más importantes que ponían era siempre su supuesta ineficacia, toda vez que -superado el número de Avogadro- lo único que podía detectarse en el análisis químico de los glóbulos homeopáticos era excipiente, así que, concluían, su efecto sólo sería Placebo.

¿En qué quedamos? Hay sustancia -y entenderíamos su miedo a los priones- o es placebo -¿para qué prohibir su comercialización?-.

No es de extrañar que, cumplidos todos los plazos de las disposiciones transitorias de la Ley del Medicamento Homeopático, nuestros queridos políticos, en su preocupación por la salud de los ciudadanos de este país (?), sigan teniendo los dossieres de los medicamentos homeopáticos, de todos los laboratorios legales en España, pendientes de aprobación y que los Médicos Homeópatas tengamos que seguir prescribiendo medicamentos "alegales".

Dr. Francisco Fernández-Guisasola Muñiz Especialista Universitario en Homeopatía por la Universidad de Valladolid. Vocal de la S.E.M.H. y de la A.E.M.N. - Presidente de la S.C.M.A.H.N. del ICOM de Asturias.